Estuve siguiendo atentamente el debate que se generó en el café de FLACSO sobre el proyecto OLPC. Interesantísimo, variado, demostrando que los docentes estamos interesados en sentirnos parte, y que las expectativas o las críticas tienden a sumar, no a restar o hacer lobbie a favor de nadie.
No se puede decir lo mismo de muchos otros comentarios que circulan por el ciberespacio, en donde a través de una rápida recorrida encontré de todo tipo de opiniones, muchas fanatizadas y otras muy intencionadas.
Lo que predominan son las explicaciones técnicas (soft y hard) y son sugestivamente escasos los detalles sobre la implementación, los resultados de las experiencias evaluativos (que incluso en nuestro país ya deberían estar en marcha) y los modelos pedagógicos subyacentes.
Me llamó mucho la atención, me emocionó incluso, la forma como muchos docentes se proponen a sí mismos (en los foros) y a sus alumnos como grupos de prueba para el proyecto, desesperados por darles (y darse) una oportunidad de acortar esa brecha que los separa de las oportunidades reales(recurrentemente son docentes de escuelas del interior y/o de bajos recursos).
Como síntesis, rescato una frase de Diego Levis, (dirigida a Piscitelli en el blog de OLPC en educ.ar): “Las computadoras son meras herramientas, su uso es lo que les otorga significación. Sin proyecto pedagógico y formación docente para poner en marcha y desarrollar ese proyecto de nada vale ninguna máquina con Windows ni una máquina con Linux.”
En este sentido también retomo la opinión de Daniel, al decir que tal vez “la inclusión real de los docentes en el mundo de las TICs pasa por otro lado”, haciendo uso de los recursos que tenemos a nuestro alcance y apuntando a una formación profunda y creativa para los docentes.
Me parece que el debate recién empieza, es apasionante y enriquecedor porque la pregunta de fondo es ¿qué esperamos de la educación, qué tipo de educación queremos ?
No se puede decir lo mismo de muchos otros comentarios que circulan por el ciberespacio, en donde a través de una rápida recorrida encontré de todo tipo de opiniones, muchas fanatizadas y otras muy intencionadas.
Lo que predominan son las explicaciones técnicas (soft y hard) y son sugestivamente escasos los detalles sobre la implementación, los resultados de las experiencias evaluativos (que incluso en nuestro país ya deberían estar en marcha) y los modelos pedagógicos subyacentes.
Me llamó mucho la atención, me emocionó incluso, la forma como muchos docentes se proponen a sí mismos (en los foros) y a sus alumnos como grupos de prueba para el proyecto, desesperados por darles (y darse) una oportunidad de acortar esa brecha que los separa de las oportunidades reales(recurrentemente son docentes de escuelas del interior y/o de bajos recursos).
Como síntesis, rescato una frase de Diego Levis, (dirigida a Piscitelli en el blog de OLPC en educ.ar): “Las computadoras son meras herramientas, su uso es lo que les otorga significación. Sin proyecto pedagógico y formación docente para poner en marcha y desarrollar ese proyecto de nada vale ninguna máquina con Windows ni una máquina con Linux.”
En este sentido también retomo la opinión de Daniel, al decir que tal vez “la inclusión real de los docentes en el mundo de las TICs pasa por otro lado”, haciendo uso de los recursos que tenemos a nuestro alcance y apuntando a una formación profunda y creativa para los docentes.
Me parece que el debate recién empieza, es apasionante y enriquecedor porque la pregunta de fondo es ¿qué esperamos de la educación, qué tipo de educación queremos ?
2 comentarios:
Menudas preguntas, Analía: ¿qué esperamos de la educación, qué tipo de educación queremos ?
Me parece que tenemos que animarnos a pensar en términos de política. Las respuestas a estas preguntas no empiezan desde la epistemología o desde la didáctica sino desde el proyecto de país que estemos dispuestos a construir. Yo quiero una educación que forme ciudadanos con sentido nacional, solidarios con los sectores de menos recursos, enemigos de la indiferencia y desconfiados de que las soluciones hay que dejarlas en manos de los mercados.
Después de más de tres siglos de reinado, el capitalismo no ha podido garantizar el derecho de las mayorías a la alimentación (dos tercios de la población mundial viven por debajo de la línea de pobreza).
Tampoco ha garantizado el acceso a la salud de las grandes mayorías: 17 millones de personas mueren por año por no poder conseguir los medicamentos necesarios para curar sus afecciones (denunciado por Médicos sin Fronteras y la OMS).
Tampoco ha garantizado el derecho al trabajo digno de esas mayorías. La OIT calcula que hay 250 millones de niños esclavizados que tienen entre 5 y 14 años. Eso es más de seis veces la población de la Argentina...
Hay que preguntarse porqué la educación insiste en solapar la base del problema, en lugar de enseñar a cuestionarlo y a pensar alternativas...
La respuesta es porque tiene intereses. Porque defiende causas que no representan a las mayorías, ni les importan, excepto para conseguir su voto una vez cada dos años y su fuerza de trabajo con qué pagar el lujo de la clase política y ocultar el enriquecimiento impúdico de unas cuantas familias.
Nuestros pibes crecen creyendo que son pobres porque eso les tocó en suerte. Ese es su destino. Y lo que es peor: que no hay nada que hacer para cambiar eso. Curiosamente, desde la filosofía, occidente propugna la libertad y el libre albedrío. El hombre que se hace a sí mismo, pero cuando se trata de la probreza: resignación al destino... ¿cuántos actores sociales trabajan para mantener viva esta patraña?
Un abrazo
Daniel, estoy en un todo de acuerdo. Creo que tenemos un doble rol que ejercer activamente en este tema: como docentes y como ciudadanos. Como docentes primero para ayudar a reflexionar sobre el fondo de la cuestión, para brindar una mirada crítica, desnaturalizada, que nos ubique como actores sociales, capaces de generar el cambio necesario. Y acá viene el segundo rol: el de ciudadanos comprometidos, pensantes, partícipes y no sólo espectadores. Tengamos en cuenta que este es un año electoral, tratemos de superar la sensación de que son todos iguales, de que está todo dicho y busquemos las alternativas, el hueco, la puerta por donde entrarle al futuro que queremos.
Tenés razón: tenemos que animarnos a pensar en términos de política, y recordar que los humanos somos seres políticos; decidir hacer o dejar hacer ya es una decisión política y tenemos que asumir la responsabilidad de tal o cual decisión.
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