viernes, 14 de diciembre de 2007

Fin de curso



Llegamos al final del ciclo lectivo y para muchos es este un momento de balances y autoevaluaciones. Qué nos salió bien, qué tenemos que mejorar, que modificaciones no dieron ( o si dieron) el resultado esperado, si logramos hacer la diferencia, aunque sea en un mínimo espacio posible, o si una vez más, nos sentimos desesperanzados y pesimistas sobre el estado actual de la educación y las posibilidades reales de cambio y progreso social que vehiculiza.

Este es casi uno de los pocos momentos del año que podemos cruzarnos e intercambiar ideas con otros colegas, a quienes vemos en salas de profesores, fiestas de fin de curso o mesas de exámenes y aprovechamos esos escasos minutos para desahogarnos con lamentos compartidos o para tirar ideas y proyectos posibles para el próximo año.
Compartimos en general la tristeza por el camino actual de la educación, el desánimo que advertimos en los chicos, los valores que se van perdiendo, la falta de recursos, la falta de apoyo o desinterés de los padres, la preocupación de los padres, etc.

El descrédito de la educación y especialmente de la escuela pública se debe un poco a la acción de todos los actores del sistema, pero es especialmente un tema de políticas de estado. Un presupuesto educativo que incluya condiciones de trabajo dignos y salarios acordes con la tarea realizada, una educación de calidad ( que comience con una formación docente rigurosa y profunda), un reparto equitativo de los recursos económicos del país que asegure niños y familias con las necesidades básicas satisfechas, políticos comprometidos con el futuro de la nación más allá de sus 4 años de gestión, una escuela que piense qué tipo de ciudadanos quiere formar... Estos son algunos de los pilares de un cambio real y profundo, sin los cuales sólo estaremos intentando tapar el sol con un dedo.
Más allá de lo que podamos haber hecho bien o mal desde nuestro lugar, como docentes, como padres, de los balances o planteos personales, que son necesarios y está bien que existan, las responsabilidades sobre el cambio nos trascienden y están en un nivel más macro.


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